viernes, 24 de diciembre de 2010

Viajando al lado de gigantes: recorrido por la península de Baja California


Valle, desierto, océano, misiones y miles de sahuaros inmensos, son los elementos que hacen de la carretera transpeninsular de Baja California y Baja California Sur, un recorrido inolvidable.

Los últimos dos días los hemos pasado prácticamente en carretera. Ayer viajamos desde Ensenada a Guerrero Negro y hoy de Guerrero Negro hasta La Paz. Hemos recorrido más de mil kilómetros de paisajes hermosos y territorios apenas habitados por unos cuantos poblados que fueron fundados durante las expediciones de los misioneros jesuitas y dominicanos.

El trayecto de Ensenada a Guerrero nos tocó hacerlo bajo una lluvia que cesaba por algunos momentos, pero luego volvía a llenar de gotas nuestro parabrisas. Esto no impidió que nos bajáramos a conocer en persona y de cerca a los sahuaros que nos acompañarían el resto del camino con su grandeza.





Después de 6 horas de camino, llegamos a descansar a Guerrero Negro. Cenamos unos tacos (yo quesadillas con guacamole) que nos supieron deliciosos. Como dato curioso, en esta delegación de Baja California Sur se produce un tercio de toda la sal del mundo. Desde luego, nuestra cena estaba bien condimentada con dicho mineral.

Al día siguiente salimos muy temprano a continuar con nuestro recorrido hasta la capital del estado (La Paz). Esta vez el clima era totalmente diferente; el cielo estaba despejado, hacía un sol increíble y la temperatura era muy agradable; tanto, que hasta los ciclistas se animaron a salir.



Hicimos una breve parada en San Ignacio, un poblado donde hay una misión jesuita (terminada de construir por los dominicos en 1789). Este lugar tiene fama de estar habitado por gente muy floja, sin embargo a mí no me tocó ver a nadie rascándose el ombligo, aunque sí estaba todo muy pacífico.


Moríamos de hambre, sin embargo nos esperamos a llegar al siguiente pueblo para comer. Así conocimos Santa Rosalía, un lugar con un encanto muy particular, pues la mayoría de las casas y comercios del centro están construidos con madera. Aunque nuestra primera referencia fueron los pueblos de Arizona y el "viejo oeste", gracias al mesero del lugar donde comimos, nos enteramos de que ese sitio fue fundado por franceses, quienes fueron dueños de minas de cobre y otros minerales. Por cierto, la esposa del mesero es de ascendencia francesa, oh là là (bueno, eso dijo él).




Después de un buen descanso, decidimos continuar por la carretera sin detenernos, hasta llegar a La Paz. Lo maravilloso de este recorrido, es que por momentos, la carretera se extiende hasta la orilla del mar. Y entre curvas, vados altísimos y la vegetación desértica, el paisaje se vuelve una aventura visual increíble. Más tarde, el atardecer nos regaló una de las mejores vistas del viaje.




Alrededor de las nueve de la noche empezamos a ver las luces de la capital de Baja California Sur, lo que indicaba que estábamos a punto de llegar a nuestro destino. Hoy pasaremos la noche aquí en La Paz y mañana iremos a Los Cabos a pasar la navidad. Es la primera vez que paso esta fecha fuera de Mexicali, veamos qué nos tiene preparado este puerto para celebrar el 25 de diciembre.

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