Fue muy poco el tiempo que estuvimos en la capital de Baja California Sur, pero el recuerdo que me llevo de esta ciudad es muy particular.
Durante la tarde, salimos a caminar por el malecón en busca de algo para comer. Aunque batallamos para encontrar algo que diera gusto a nuestros selectivos paladares, nuestra vista se alimentó hasta quedar llena con la belleza de su atardecer.
En La Paz, el sol se hunde en el mar dejando un montón de bellos sobre la costa, mientras los locales caminan y pasean en bicicleta por el malecón, viviendo con una tranquilidad envidiable, que en las ciudades grandes es ya casi imposible de encontrar.
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